Si soñaste con convertir tu idea en una empresa de vanguardia, este podría ser un gran momento para hacerlo realidad. Vamos, ¿qué esperas? El 2021 está preparado para ser un año de gran importancia para las startups.
El mundo de los capitales de riesgo se muestra optimista. Un informe de PWC y CB Insights señala que, a pesar del clima de incertidumbre de la pandemia, los venture capital invirtieron más en 2020 que durante el año anterior: 130.000 millones de dólares sólo en Estados Unidos.
Además, hubo un número récord de salidas a bolsa en 2020 y las más de 200 empresas “unicornio” que andan por ahí, también son una cifra récord.
Esto es una prueba más, de que este rincón del mundo empresarial está en auge. Y es probable que la comunidad de riesgo esté dispuesta a seguir invirtiendo.
Dicho esto, conseguir financiación como empresa emergente sigue siendo una tarea importante, y bastante menos glamorosa de lo que hacen parecer en las películas. Si la mayor parte de lo que “sabes” sobre el capital de riesgo proviene de la cultura popular, puede que te sorprenda saber que las empresas de capital de riesgo independientes no son la única opción.
Analizando las tendencias de financiación recientes de los capitales de riesgo y hacia dónde apuntan, resulta oportuno analizar siete conceptos erróneos:
1. Todo el tema de la financiación es falso porque “el dinero sólo se destina a mesas de ping-pong para la oficina y coches deportivos para los socios fundadores”.
Claramente, no. Aunque es fácil entender por qué mucha gente piensa eso. En realidad, los empresarios gastan la mayor parte del dinero que recaudan en cosas útiles que ayudarán a que la empresa crezca: personal, instalaciones y marketing. No hay mucho más que decir aquí. Seguimos adelante.
2. Hay que estar en Silicon Valley para acceder a los mejores financiadores.
En primer lugar, la idea de que los grandes financiadores son objetivamente mejores es falsa. Segundo, la necesidad de estar físicamente en Silicon Valley ya estaba desapareciendo, incluso antes de la pandemia. Ahora que todos hemos recibido un curso intensivo colectivo para hacer negocios virtualmente, la ubicación física apenas importa.
Considere además, el hecho de que Estados Unidos sólo ocupa el décimo lugar en términos de startups per cápita, con Israel encabezando la lista. Durante el año pasado, la escena canadiense impulsó, sólo en Toronto, la creación de más puestos de trabajo tecnológicos juntos que Seattle, la zona de la bahía y el área de Washington D. C..
Incluso el propio capital de riesgo está cada vez menos concentrado en Silicon Valley. Rana Sarkar, cónsul general de Canadá en San Francisco y Silicon Valley, dijo en una entrevista reciente que la pandemia aceleró la difusión del capital riesgo en unos diez años. Parte de la tendencia general se debe a la notoria relación entre el coste y la calidad de vida del Valle, haciendo que menos fundadores de startups estén dispuestos a soportarlo.
El otro factor es que, tanto los empresarios como los inversores, están dispuestos a ir más allá del modelo empresarial de “moverse rápido y romper cosas” que domina Silicon Valley. Las consecuencias sociales, personales y normativas acumuladas tras dos décadas de crecimiento vertiginoso no son ninguna broma. Ahora la tendencia es hacia el “crecimiento intencional”, que encaja perfectamente con el carácter distintivo de muchos emprendedores de la generación millennial y de la generación Z.

3. Conseguir financiación de una empresa de la “A-list” es la clave
De nuevo, no existen los “mejores” proveedores de capital riesgo. Al fin y al cabo, el dinero es el dinero. Lo que importa es encontrar un financiador que se adapte mejor a ti, tanto desde el punto de vista de los valores (ocuparán uno o dos puestos en tu consejo de administración) como desde el punto de vista de las redes y el asesoramiento. ¿Hay personas de las que puedas aprender? ¿Organizaciones de tu entorno con las que podrías asociarte? Estos factores son más importantes para tu éxito, que el hecho de estar financiado por una empresa legendaria.
4. Las empresas de capital riesgo son las únicas fuentes de financiación de riesgo.
Dato curioso: un montón de empresas se dedican a la “financiación estratégica de riesgo”. Dell entró en el juego lanzando un fondo de riesgo de 300 millones de dólares en 2013. Slack y Salesforce también juegan en este espacio, y Atlassian se unió a la fiesta en 2020 con el lanzamiento de Atlassian Ventures.
Con los financiadores corporativos, el énfasis está menos en obtener beneficios con sus brazos de capital riesgo (aunque nadie rehúye eso) y más en dar forma al mercado. En el caso de Dell, querían alimentar un rico ecosistema de proveedores de almacenamiento y centros de datos, a medida que la empresa pasaba de ser un fabricante de PC, a una compañía de servicios empresariales.
5. Trabajar con un financiador corporativo manchará para siempre tu startup.
Es fácil entender por qué los emprendedores pueden desconfiar de trabajar con un fondo de riesgo corporativo. Nadie quiere que su startup quede “encasillada” para siempre o (Dios no lo quiera) que se vea a través de la lente de algún futuro escándalo que sacuda a su patrocinador corporativo.
Pero Hecht tiene un mensaje tranquilizador para los fundadores. “El sector ha evolucionado más allá de eso”, dice. Los fondos de riesgo corporativos son ahora comunes y muy respetados. Si tu startup forma parte del ecosistema de proveedores de servicios y complementos de la empresa, trabajar con su fondo de riesgo tiene mucho sentido. Incluso si tu conexión es indirecta, estar asociado con un respetado financiador corporativo puede dar a tu nuevo negocio un impulso de credibilidad.
6. Todo el mundo tiene las mismas posibilidades de obtener financiación.
Sí… sobre eso. Por mucho que el mundo de las empresas de capital riesgo se haya presentado como una pura meritocracia, la realidad es muy distinta. Sí importa a quién conoces. Tu formación y tu pedigrí educativo sí importan. No porque haya un esfuerzo deliberado por excluir categóricamente a ciertos grupos, sino más bien por descuido.
Los responsables de la toma de decisiones de las empresas de capital riesgo son, en su inmensa mayoría, hombres blancos, heterosexuales y cisgénero que han pasado por las escuelas de la Ivy League. Y, como la mayoría de nosotros, sus redes se inclinan en gran medida hacia las personas que comparten su origen. Por no hablar del efecto subconsciente del sesgo de familiaridad cuando escuchan los lanzamientos. Todo ello se suma a las alarmantes estadísticas sobre mujeres, personas de color y la comunidad LGBTQ que obtienen financiación para empresas.
Pero hay esperanza. El problema de la diversidad en el capital riesgo es ahora ampliamente reconocido, y una cohorte de inversores está encontrando formas eficaces de abordarlo. Salesforce y 500 Startups son dos ejemplos de organizaciones con fondos específicamente dedicados a apoyar a empresas fundadas por minorías. También hay una lista creciente de financiadores que hacen explícitamente de la diversidad y la representación equilibrada parte de su misión.
No nos equivoquemos: la mayoría de los financiadores todavía tienen trabajo que hacer aquí. Pero, al menos, lo que comenzó como una tendencia de nicho está ganando impulso en la corriente principal.
7. Sólo las “cosas tecnológicas” obtienen financiación de riesgo.
Es cierto que una gran parte de la financiación se destina a las startups tecnológicas. Cuatro de los cinco principales verticales que recibieron inversión en el último trimestre de 2020 estaban, de hecho, relacionados con la tecnología (incluida la biotecnología).
Pero los fondos de riesgo no evitan los bienes físicos y los servicios fuera de línea. Las empresas emergentes de casi cualquier sector vertical tienen el potencial de conseguir financiación, tanto si son B2B como B2C. La clave está en identificar un mercado total al que dirigirse y que dé mucho espacio para crecer.
Por Gabriel Molina
Director de GM2.